(A propósito del VII Foro Latinoamericano de Educación celebrado recientemente en la Ciudad de Buenos Aires)
Las consideraciones que siguen están lejos de toda pretensión académica, se basan en la modesta experiencia directiva de una escuela privada y responden a una inquietud de larga data por la educación y la inclusión social (o “inclusión en el conocimiento” como con acierto se ha dicho últimamente) de los chicos menos favorecidos por la vida.
ESTADO DE SITUACIÓN
La muy interesante introducción de Inés Dussel a su necesario “Documento de base” presentado con el título indicado, nos ofrece un panorama del estadio actual de la incorporación de las TIC en las aulas y nos muestra la magnitud del cambio que esa incorporación supone en la didáctica y en los docentes, que no sabemos cómo será y a qué otras metodologías en la clase nos conducirá.
Un dato muy importante para recalcar es que las TIC son tecnologías a secas, que surgieron y fueron desarrolladas no precisamente pensando en la escuela, salvo las netbooks, que son de muy reciente data y se las debemos, como un caso de serendipidad, a la iniciativa y empeño de Nicholas Negroponte del MIT.
La expansión exponencial que han tenido en el mundo entero ha dado lugar a un nuevo paradigma de vida, a un nuevo medio o entorno social, en el que los chicos crecen como “nativos digitales”, hijos del “homo videns” que definió Giovanni Sartori, y por lo tanto personas y alumnos muy distintos de lo que eran no hace mucho, que requieren ser comprendidos y abordados en la escuela acorde a sus nuevas características y a su nuevo entorno social, tal como sostiene Vigotsky como eje central de su teoría, siempre vigente.
En este contexto tan diferente de cualquier otro anterior, que la obliga a tomar en consideración dichas tecnologías como herramientas del trabajo en aula, la escuela está buscando un nuevo equilibrio y por un tiempo lo hará a tientas, algo así como en la teoría económica León Walras demostró que el mercado buscaba y lograba su equilibrio, siempre inestable, mediante el proceso de aproximaciones sucesivas que llamó de “tâtonnement” o tanteo.
Detrás de esa búsqueda, que requiere grandes esfuerzos y enormes inversiones, se encuentra como siempre el objetivo de estar “a la altura de los tiempos”, lo cual supone “dar un salto” hacia arriba en el nivel de un proceso tan complejo como el de enseñanza-aprendizaje puesto que abarca todos los aspectos de la formación intelectual y cultural del alumno y, hoy quizás con más tensiones que nunca, de su integración social como persona.
INQUIETUDES E INTERROGANTES
Parece razonable sostener que ese objetivo, cada vez más reconocido como política de estado y necesario para la movilidad social y la eliminación de la marginación, para ser alcanzado a todo lo largo del itinerario educativo que debería culminar en la Universidad es esencial que sea asegurado en los primeros años de la escolaridad, digamos por lo menos desde el ciclo inicial hasta 4º o 5º grado de la educación primaria.
De otra manera ¿cómo esperar que el alumno tenga en los ciclos siguientes un buen rendimiento en el estudio si sus bases formadas en aquella etapa han sido endebles o insuficientes? ¿Cómo pensar que es posible revertir luego, una mal formación en esos años que Jean Piaget demostró que son basales para el desarrollo de la capacidad, que el niño tiene incorporada en potencia, de construir la palabra, escribir, leer, comprender textos y desarrollar el razonamiento lógico-matemático? (En este sentido reviste gran valor el comentario que figura al final de la página 78 del “Documento de base”).
Ya que de “nativos digitales” se trata, surge una duda y una preocupación en cuanto a la incidencia de estas tecnologías en esa primigenia etapa de la vida escolar y se tornan pertinentes interrogantes como: ¿cuál es el aporte de las netbooks y las pizarras digitales interactivas en la didáctica de esos años de clase? ¿qué valor agregan en una clase de preescolar o primer o segundo grado, por ejemplo? En fin, ¿sirven y/o son suficientes para facilitar en esos alumnos su concentración, concitar su interés y su entusiasmo para elaborar los primeros elementos de su conocimiento en el nuevo contexto?
HACIA NUEVAS TECNOLOGIAS PROPIAS DE LA EDUCACIÓN
Aquellos interrogantes, que encontrarían un aval en lo que el “Documento de base” comenta en sus páginas 43 y 44, habilitan pensar que es necesario crear nuevas tecnologías específicamente educacionales, para todos los ciclos anteriores a la Universidad, pero dando inicialmente prioridad a las edades más tempranas y a la problemática de las escuelas de sectores pobres. Por lo menos así lo entendieron quienes inspiraron una iniciativa precursora en este campo y en el mundo, como es el Centro de Investigaciones de Nuevas Tecnologías Educacionales creado hace más de una década en Curitiba en el ámbito del prestigioso conglomerado educativo llamado Grupo Positivo.
En efectos, con el soporte académico inicial de la Universidad de Tel Aviv y de otras del Reino Unido y de Estados Unidos, dicho Centro, que cuenta con algo así como trescientos investigadores, focalizó sus esfuerzos desde el comienzo y sin atisbo de dudas en la creación de auxiliares digitales didácticos que aportasen nuevo valor en las clases de la escolaridad temprana, digamos desde sala de 4 años hasta promediar el segundo ciclo de la primaria, y cumpliesen con los cinco aspectos que se consideran esenciales en la dinámica de esta etapa del aprendizaje, a saber: actividades constructivistas; asociación entre escuchar, ver, leer y hacer; conciencia fonémica; desarrollo social y emocional y aprendizaje sensorial múltiple.
Apuntaron, en síntesis, más que a un instrumento digital pensado para el alumno como individuo, al estilo de las netbooks con sus implicancias de “fragmentación” de la clase, a otro más complejo y completo:
*conformado por softwares muy elaborados con fundamentos pedagógicos y para distintas áreas o materias;
*que se sostienen en un mismo hardware (mesa educacional digital con “blocks” de contacto magnético y que se conecta con una PC);
*y que requiere del trabajo en grupos para construir su propio aprendizaje, con la idea de que “los grupos cooperativos son más eficaces ya que cada alumno tiene asignadas sus responsabilidades y todos deben hacerse competentes antes de que cualquiera pueda avanzar”.
El acierto de su orientación está demostrado por el alto grado de aceptación en más de 40 países, incluso el nuestro, por parte de todos los interesados: alumnos, docentes y directoras de escuelas.
UNA PROPUESTA
La iniciativa que comentamos merecería ser estudiada y emulada por nosotros ya que Argentina cuenta con una institución tan valiosa como el CONICET y notables personalidades en la educación y la investigación pedagógica.
Esta sugerencia tiene su inspiración en la historia comparada de los últimos cincuenta años entre Argentina y otros países, de los que hemos tomado como referencia Corea del Sur, que en ese lapso se transformó de un país muy pobre, devastado por dos guerras y con una larga historia de sumisión colonial, en una potencia industrial, tecnológica y educacional, que en 2010 figuró primera en el registro mundial de patentes. Los pilares de esta transformación han sido la educación y la cultura del esfuerzo.
Con ese marco, sería de auspiciar una alianza entre el Ministerio de Educación y Cultura de la Nación y de todas las jurisdicciones, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el CONICET, los investigadores y pensadores pedagógicos y la industria informática argentina que se proponga crear Nuevas Tecnologías Educacionales dirigidas *por un lado, a ensanchar y profundizar el camino ya abierto según vimos para la escolaridad temprana* y por otro, a dar una vuelta de campana en el proceso de enseñanza-aprendizaje de los años intermedios y del nivel secundario, que nos preocupan hasta la angustia por las altas tasas de repitencia y deserción.
La investigación y el desarrollo con miras a los últimos tramos previos a la Universidad, de algo en la línea de lo que lograron en Curitiba para la primera escolaridad, sería un paso importante para la escuela, la investigación y la industria informática de nuestro País, y seguramente trascendería al mundo.
Junio de 2011
Carlos Tonelli
Licenciado en Economía Política.